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miércoles, 23 de mayo de 2018

Gracias, Mario!

"Y un día los astros se alinearon..."
En la pasada columna afirmé que habría un antes y un después a los dichos del Director de la Policía Nacional – Crio. Gral. (R) Mario Layera – y los hechos casi inmediatos terminaron confirmando aquella previsión. El primer mandatario asumió el rol que le corresponde en tanto Jefe de Estado y “alineó a los astros” tras aquel grito de auxilio expresado sin pudor por el Primer Policía. Luego del aturdimiento que produjo aquella entrevista de Gabriel Pereyra, inesperada por propios y extraños, con el pasar de los días fue tomando otra dimensión y aquella confesión descarnada -con algún exceso propio de una conversación que excedió a la propia entrevista- mucho de lo expresado por Layera fue recogido por quien tiene a su cargo la máxima responsabilidad. Así fue que el propio Presidente de la República llamó a todas las partes para impartir directivas que eliminen toda traba de manera de poder coordinar esfuerzos en un tema que nos interesa a todos. Están los que mirando el árbol antes que al bosque siguen con su prédica anti Bonomi. Interpretan esta movida como una sustitución en lugar de un auxilio necesario para que todo el Gobierno se encolumne y trate a la seguridad pública con la integralidad que esta necesita en tanto excede las potestades de un solo ministerio. El título de esta nota no es original ni novedoso, es fruto de la reflexión posterior al shock que produjo una nota dura y cruda. Lo dicho… Gracias, Mario!



Tabaré al mando

El Presidente Vázquez se fue al balneario San Luis tras el llamado realizado por los vecinos organizados que denunciaron una ola de violencia y descontrol en un rincón -otrora apacible- de la Costa de Oro canaria. Un rincón del este que lo tiene al primer mandatario como asiduo visitante al igual que al ministro Rossi, que también asistió al encuentro con los vecinos. Junto al Presidente estaba el Jefe de Policía departamental – Osvaldo Molinari-. A muchos llamó la atención la ausencia del ministro Bonomi, quien a pedido expreso del Presidente no asistió: “voy a ir como un vecino más”, le expresó el mandatario pidiéndole que no fuera. Por supuesto que ese vecino reúne una condición especialísima que no podía eludirse en el encuentro y así respondió a la circunstancia asumiendo compromisos de acuerdo a su investidura. 

Es que “el vecino” Tabaré Vázquez además es el Presidente de los uruguayos y asumió la responsabilidad de dar respuesta y ejercer su mandato junto con la gente. Este caso no sería una excepción a una forma de conducirse que lo ha llevado a hacer de esa cercanía con la ciudadanía un sello distintivo de su Gobierno.

Precisamente ese vecino preocupado por un balneario que lo tiene como asiduo visitante tomó cartas en el asunto y anunció lo que había acordado previamente con su ministro dando contención y respuesta a los problemas reales de un balneario que sufrió hechos violentos en los últimos tiempos. 

Pronto salieron al ruedo los que esperan la oportunidad para deslizar su descalificación a Bonomi, destilando sus estados de ánimo frente a cuanto micrófono enfrenten. Lo que no logran en la realidad lo intuyen y sugieren en la virtualidad con sus dichos, anunciando lo que no es como si lo fuera. Y mientras repiten eso una y otra vez, Bonomi, sigue al frente.

Y un día se alinearon los astros

“No dijo nada que no hayamos dicho antes” - Jorge Vázquez sonó contundente y claro para dar el respaldo indubitable a un Policía que no tuvo otro pecado que repetir casi los mismos conceptos que se han venido diciendo hace tiempo pero que no escucharon nunca. Claro que el Director de la Policía cometió el exceso verbal de realizar augurios fuera de contexto (que luego fueron relativizados) pero logró algo importante: hacer oír su voz y -en consecuencia- lo expresado antes por las autoridades.

Cuando sale Bonomi a explicar el aumento de los homicidios a raíz de la incidencia de los conflictos entre criminales y la violencia de género, le dicen que son excusas; si el Ministro habla de la necesidad de intervención de otros actores en el territorio porque el accionar policial no resuelve definitivamente el problema, le dicen que elude su responsabilidad. Sin embargo, lo dijo Layera y se pararon las rotativas de todos los diarios, se detuvieron todos los relojes para escuchar el grito, pero esta vez “el sacudón” tuvo su efecto.

Por supuesto que no estamos ni remotamente cerca de El Salvador o Guatemala, pero el exceso sirvió para disparar otros rebotes a sus dichos y reparar en lo que también dijo sobre la falta de coordinación existente con otros organismos del Estado. Algo que también era relativo pero que era imprescindible ajustar mejor para que no quede todo en meras acciones policiales que solo actúan en la emergencia pero dejan emanando a la fuente de los problemas.

Layera habló de los “líos de la Fiscalía”, y sus dichos cayeron mal al Fiscal de Corte pero pronto se alinearon todos para corregir algunos artículos poco claros que hacían ruido en la coordinación con el trabajo policial. Por eso también habrá que darle las gracias.

Se impone de forma urgente una acción integral que alinee al resto del Estado para que las soluciones sean duraderas. Se necesita pujar ese impacto de políticas urbanas y sociales que acompañen el trabajo policial y que la seguridad asuma -de una buena vez- ese carácter integral que compartimos hace mucho tiempo pero que poco se ha aplicado en los territorios.

Recursos hay si somos capaces de compartirlos entre todos los actores involucrados. Pero, sobre todo, si somos capaces de trabajar con humildad y sin protagonismos individualistas, haciendo del trabajo común un solo cuerpo capaz de construir ciudadanía y generar convivencia en los barrios, que es donde hoy se concentran los mayores desafíos.

El Presidente los juntó y los alineó. Habrá un antes y un después con estas acciones. Las escuelas se convertirán en espacios libres de violencia y la figura del maestro tendrá un rol principal que todos debemos cuidar. Será como volver a las raíces, y no podemos dejar pasar la ocasión.

En poco tiempo más, todo esto será una simple anécdota, que sea -además- una anécdota positiva dependerá de todos nosotros. 

Por ahora solo resta decir… gracias, Mario.

el  hombre ordenó las piezas,
el perro ladró un agradecimiento...

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