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martes, 6 de marzo de 2018

Lucía


Fuente imagen: ladiaria.com
Es la primera mujer en llegar a la Vicepresidencia de la República y no por cuota ni por liderar una corriente basada en los principios que rigen a los movimientos feministas. No llegó -tampoco- para dar una señal contra el modelo patriarcal demonizado por estos días (con sobradas razones y tristísimos ejemplos uruguayos). Sin embargo allí está, septuagenariamente intacta en sus convicciones y en esa idea de igualdad que defiende más allá de todos los “ismos” habidos y por haber. Defendió sus ideas arriesgándolo todo para buscar esa utopía que permite avanzar como inmortalizara Galeano. Es “la tronca”, esa mujer que enamoró a un viejo tupamaro que sigue maravillando al mundo entero con sus dosis de sentido común y enorme generosidad para seguir pensando en la construcción de un mundo mejor que no va a ver y, mucho menos, disfrutar. Es la vieja, la compañera, la mujer que defiende la igualdad por encima del género… es Lucía.



La Guerra de los Sexos


Durante décadas, (por lo menos las que recuerdo), se habló de la puja entre los sexos, haciendo de la cuestión de género una lucha desigual que dejaba en sumisión casi absoluta a la mujer frente al modelo impuesto por el hombre que dominaba ampliamente en todos los ámbitos. Pero ese desigual reparto de roles poco a poco fue dando lugar a una participación femenina que reclamaba sus espacios para disputárselos a los hombres, al punto de instalar una competencia sin cuartel que tampoco era -ni es- una solución.

Esa “guerra” manifiesta que otrora sirvió de insumo para acrecentar las brechas aparece hoy día potenciada por una corriente mundial que reclama los derechos vulnerados de la mujer. Todos sus derechos, y el más preciado como la vida, donde la mujer objeto de propiedad masculina, queda en evidencia de las estadísticas más tristes de la historia.

“La maté porque era mía”, es la nefasta confirmación de ese brutal machismo alimentado durante años en que la sumisión era la respuesta a tanta barbarie invisibilizada en el seno del hogar. Con el tiempo, y la consagración de una agenda de derechos, empezó a hacerse visible el flagelo y con ello un mejor diagnóstico de situación al que aún le falta mucho.

Iguales antes que nada

Si esperaban una definición pro-feminista no la encontraron en la Vicepresidenta quien se definió contraria a los extremos y “defensora de la mujer”, según le manifestó al diario El País el pasado domingo 4 de marzo.

Y esa simple y contundente definición no simpatizó con muchas de las defensoras a ultranza de la corriente feminista. Es que no logran entender que la igualdad que defiende Lucía es algo inmensurable que no puede ser exclusivo de corriente alguna sino una condición inherente a la propia especie humana donde varón y mujer son responsables (por igual) de perpetuar la especie. Esa igualdad que reclama es un mojón al que llega por una vía diferente pero no por ello menos significativa y relevante.

Lucía es una mujer de izquierda, quien -como escribió una compañera en su muro de Facebook- “no se ha dedicado a estudiar sobre género, ni sobre feminismos, sin embargo ha invertido su tiempo, su vida, en trabajar por una definición de igualdad” (Noelia Millán).

Lucía representa no solo a su sector político (MPP) ni al Frente Amplio, es parte de esa institucionalidad que nos representa a todos los uruguayos y que nos distingue como demócratas. 

Dueña de una gran capacidad de negociación que la distinguió siempre, lleva su postura a un nivel superior sin estridencias y con esa dosis de sensatez propia de quien ha vivido absorbiendo lo mejor para volcarlo a los demás. 

Se podrá no estar de acuerdo con ella, y seguramente algunos de los colectivos discrepen  pero, seguramente también tengan muchas más razones para acompañarla en la defensa de esa igualdad que debe darse “en todos los órdenes de la vida”.

Suscribo esa filosofía, esa que defiende la igualdad en todos los espacios posibles para ser cada vez más libres y cada vez más iguales, sin importar el sexo.


el  hombre, la mujer, y el perro
marcharán juntos en marzo...

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