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viernes, 5 de febrero de 2016

Visiones encontradas

En una nueva convocatoria a la Comisión Permanente, (de la que ya es un frecuente invitado), el ministro Bonomi respondió sobre las denuncias en la Guardia Republicana y la evolución de los delitos y sus niveles de esclarecimiento. Una jornada que tuvo dos etapas bien diferenciadas en las que la primera dejó en claro la poca o nula información recabada por el convocante y la segunda un marcada intención de desconocer -y hasta deformar- las respuestas de un Ministro al que le podrán reprochar muchas cosas, menos que rehuya a ningún tema o no defienda con vehemencia el trabajo de todo un equipo al frente de la cartera. La ocasión sirvió para conocer un informe del Banco Interamericano de Desarrollo que destaca la política de seguridad uruguaya al punto de considerarla un ejemplo para la región.


Nadie es profeta en su tierra

Bonomi no sería la excepción a esa regla aceptada de no reconocer logros a propios y añorar proezas de extraños. Una práctica que lamentablemente abunda en nuestra sociedad y que al día siguiente se vio claramente reflejada en el dispar encare de los medios de prensa. 

Mientras unos hicieron foco en el aumento de los homicidios anunciado por el Ministro, como si hubiera sido el único anuncio que este hiciera, otros hicieron hincapié en la mirada de un organismo internacional que reconoce el trabajo al punto de ponerlo de ejemplo regional de buenas prácticas en materia de seguridad. 

En reglas generales se puede afirmar que Bonomi y su equipo sortearon con creces una convocatoria que ya aburre por cuanto se desperdicia la oportunidad de nutrirse de información para enfocarse en la crítica dura y la mirada corta, achicando una gestión que lleva 6 años y hace parte de una década que avanza en la mejora de la seguridad.

Porque vista en perspectiva, la evolución del comportamiento del delito contra la propiedad marca datos alentadores que hablan de trabajo y compromiso asumido por todos los actores que hicieron parte de ese trabajo. Desde aquel acuerdo multipartidario -del que no quiere hacerse parte la oposición- hasta estos días en que solo abundan las críticas (cada vez menos efectivas por cierto para una población que ya laudó ampliamente su veredicto en las pasadas elecciones), ha pasado algún tiempo que se manifiesta en una tendencia que consolida resultados auspiciosos.

Por cuarto año consecutivo los delitos contra la propiedad, esos que hacen parte de la promesa de campaña de bajar un 30% (hurtos y rapiñas), marcan un descenso que es muy relevante pues no ocurría desde la década del 80, que es cuando comenzaron los registros.

A la oposición no le gusta mirar la película completa y prefiere mirar el último capítulo, no por perderse la trama anterior -que ya la conocen- sino porque vista toda completa no resiste el menor análisis. El crecimiento de los delitos fue inmensamente mayor en esa década descontrolada de la que habló Bonomi, representada en un 113% de aumento de los delitos contra la propiedad (1994 – 2004). Proceso que muestra una desaceleración manifiesta en la década subsiguiente (2004 – 2014) con un 14% de incremento.

¿Acaso pretenden que lo que demoró 10 años en duplicarse se baje a cero en igual período? Es imposible frenar a 0 si venimos a 150 km/h!! Es elemental reconocerlo. Tanto como sería más honesto reconocer el inmenso avance que significa esa desaceleración tomando en cuenta aquel antecedente descontrolado.

A tal punto se intenta desprestigiar la labor de un Ministro que uno de los argumentos utilizados para desconocer las cifras que aportó Bonomi fue apelar a la cifra negra tan manoseada de la no denuncia. Un dato que no apareció nunca mientras fueron gobierno pero al que apelan ahora cada vez que se insinúan datos positivos en materia de delito. O cambiar el eje de la discusión según sea el caso (si bajan las rapiñas el problema pasa porque suben los homicidios, o viceversa). Dolió ver a un legislador hacer gala de su actitud de no denunciar los hurtos, confirmando su descreimiento al trabajo policial. En las antípodas de las autoridades, que promueven la denuncia haciendo de la misma el insumo principal para planificar la operativa policial. Asimismo, el propio Bonomi retrucó diciendo que la ciudadanía que recupera los objetos hurtados es aquella que hizo denuncia exclusivamente, una razón de peso, objetiva, para promoverla en lugar de desalentarla.

En verdad, poco o nada importa que se demuestre -con datos objetivos- que atravesamos un período de meseta sostenido en el crecimiento de las rapiñas, o que la delincuencia está cercada y concentrada en una zona determinada sobre la cual se promueven acciones concretas y posibles. Importa más la desacreditación de la palabra de un Ministro, la duda de sus afirmaciones, antes que el trabajo realizado.

Fue una jornada larga pero que dejó mucha información – como ya es costumbre en Bonomi – quien aprovecha estas instancias para aportar datos de su gestión ante la imposibilidad de hacerlo en otros ámbitos a los que se resisten a concurrir cuando son invitados.

Dioses de barro

Finalizando esta columna una referencia a lo que fue la primera parte de esta comparecencia, y que estuvo referida a las denuncias contra las autoridades de la Guardia Republicana. Una oportunidad más para recibir información de peso sobre los denunciantes, miembros de una concepción superada y deshechada que pretenden reivindicar y de la que hacen gala por las redes sociales como denuncíó Bonomi en sala.

Nostálgicos de una fuerza represiva de otra época, que ostentan con descaro su visión por las redes sociales alentando a la insubordinación de una fuerza policial que basa su razón de ser en la disciplina y la subordinación al mando establecido. Pensamientos de otros tiempos que creíamos superados y que hacen prueba para la separación del cargo que se apresta a aplicarles la cartera.

En suma, la jornada fue larga pero dejó flotando en el ambiente una sensación de trabajo y gestión que se demostró con números, a pesar de la incomprensión de quienes solo miran la foto, seguramente, porque saben el final de esta película...



el hombre levantó la mano,
el perro se escondió avergonzado

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