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viernes, 1 de mayo de 2015

Habló Mujica y todos paramos la oreja

Mujica en Hotel del Prado
El Hotel del Prado estaba repleto con lo más selecto del empresariado nacional, convocados por el Espacio 609 en apoyo a la candidatura de Lucía Topolansky a la Intendencia de Montevideo. Esta vez la participación de Pepe Mujica era un adicional que nadie quiso perderse. La iniciativa tenía su razón de ser en incorporar la visión estratégica de Mujica a un espacio de discusión de ideas como era el Ciclo de Conferencias Uruguay del Futuro, un Uruguay que si algo recuperó (y con creces) durante su mandato, fue un lugar mundial de privilegio. Le bastaron escasos treinta y pocos minutos para brindar una magistral clase de geopolítica, que dejó a todos pensando en cómo hace este hombre grande para decir cosas tan trascendentes en un lenguaje llano y accesible para todos. Y lo que es mejor, cómo hace para explicar cómo repercuten en cada uno las decisiones que toman otros desde lugares lejanos y sobre cosas que parecen ajenas pero terminan incidiendo en nuestras vidas. Habló Mujica y todos paramos la oreja...


No ser gorrión de basurero

“Los voy a hacer pensar un poco en el mundo en el que vivimos, salir -un minuto- de ese trauma de una visión reducida de lo que somos...”, arrancó diciendo Mujica.

Por un momento Pepe pidió abandonar esa visión pesimista de sentirnos pequeños, y considerar que hay espacios de carácter planetario que son parte del mundo que nos tocó vivir. “En tanto  parte del hemisferio sur, somos una puerta de entrada importante, nudo de los grandes ríos”, dijo. Puntos que nos invitó a tener en cuenta por la influencia y el peso que tiene la economía globalizada. Elementos que están allí sin darnos chance alguna de elección posible.

“Esa globalización de carácter financiero o diplomático, que va a hablar dos idiomas (inglés como idioma universal y la lengua nativa), es una globalización que tiende a quitar soberanía al viejo Estado Nacional, nos demos cuenta o no”, afirmó Mujica.

Con su acostumbrada dosis de sentido común, nos dio cátedra de cómo leer la realidad internacional. Una realidad que no podemos cambiar, que es impuesta por ese mundo global que pone reglas y al que tenemos que ajustarnos, nos guste o no.

“Durante mucho tiempo me pegaron – dijo Mujica- cuando afirmé que había que apurarse a negociar con Argentina porque alguna ventaja podríamos sacar”, haciendo alusión al tiempo en que desde aquel país se reclamaba por la evasión bancaria que se operaba en nuestro país en contra de los intereses argentinos. Un tiempo en el que el mundo también hacía reclamos similares contra los paraísos fiscales. Tiempos en que todos conocimos la existencia de la OCDE y su lista gris. Perdimos bastante tiempo discutiendo y manteniendo viva la idea de resguardar la información, (secreto bancario), pero poco a poco comenzaron a gestarse cambios que llevaron a acuerdos en el camino de lo que se imponía desde el exterior. Dos años después, el tiempo daba la razón a Mujica, una vez más.

Este ejemplo le sirvió a Pepe para explicar cómo se dan esos pequeños recortes de soberanía del viejo Estado Nacional en pos de acuerdos que se toman en el mundo y que   se nos imponen. 

Vaticinó que los gobiernos departamentales tendrán cada vez más importancia en el futuro, al mismo tiempo que los gobiernos nacionales tenderán a perder prerrogativas merced a acuerdos internacionales que no podremos discutir una vez firmados. Para eso es fundamental tener aliados, conocer qué piensan nuestros vecinos (Argentina, Brasil y el resto de América); qué piensan China, India... “no condenarnos a quedarnos solos... ni mostrarnos como gorrión de basurero, sacando pecho, a lo uruguayito y quedándonos solos”, dijo Pepe.

Sobre el TISA, vaticinó no menos de seis meses de discusión porque -entre otros puntos- no está China, India, Rusia, Brasil, y por tanto no será fácil concretar acuerdo en ese marco. Es un problema “complicado”, afirmó. 

Uruguay está en la esquina de la salida de los grandes ríos, y “los países no se mudan, hay que tener en cuenta su historia y sus dificultades. Le va la vida -al Uruguay logístico- el poder incidir en que ... el río Paraná se transforme en una yugular jurídicamente segura para la navegación de Brasil, Paraguay, Bolivia (y) obviamente de Argentina”, dijo Mujica.

“Es importante salir de ese nudo en que varias empresas mueven la navegación del Paraná según sus intereses. Para eso es fundamental -diplomáticamente para Uruguay- asegurar la participación de Brasil y que aquella idea de la hidrovía de unir Puerto Cáceres con Nueva Palmira, se efectivice con una navegabilidad del Paraná jurídicamente segura y estable, sin atropellos. Es la vida de Paraguay y de Bolivia; es la alternativa de Matro Grosso Sur, una región del mundo que tiene 20 y pico de millones de cabeza de vaca y produce más soja que Paraguay y Uruguay juntos”, afirmó, ante la mirada atenta del auditorio.

"No hay forma más barata de navegabilidad que río abajo – siguió Mujica- y eso tiene que ver con los costos de exportación. En Bolivia sacan soja por el Río Madero, hasta el Amazonas en un navegación tortuosa que encarece los costos. Es importante entonces contar con un aliado estratégico que es Brasil. Si este país construye una vía férrea para ganar seguridad y estabilidad que una Mato Grosso Sur con el Atlántico, estamos fritos”. 

Sin olvidar que la idea de la hidrovía es brasileña, llamó a explotar esa iniciativa y convencer a Argentina que es la mejor medida a aplicar, mucho más importante que todas las que haya tomado hasta el momento el MERCOSUR. Es la vida de Paraguay, la de Bolivia; Uruguay debe luchar por ofrecer una puerta de salida a esos países, teniendo una visión regional del tema.

Volver a la Patria Vieja

Uruguay debe ofrecer la puerta pero sin que se sienta dueño de la misma. Porque si no damos respuesta y participación a los vecinos, cada uno de estos dará su alternativa dejándonos fuera por razones obvias (de tamaño y posibilidades).

"¿Por qué están agrandando el canal de Panamá? ¿Por qué China está haciendo una obra imponente en Nicaragua?" - se preguntó Mujica. "Porque el mundo cambia y la navegación oceánica mercantil va adquiriendo una escala muy superior a lo que conocemos hoy, y tiene que ver con los "costos país". No quiere decir que los puertos de menor porte desaparezcan, sino que son otras escalas. 4 o 5 dólares por tonelada son una fortuna, y si hay que pensar en la competitividad del Uruguay también hay que pensar en la competitividad de la región".

"Hay que volver al concepto de la Patria Vieja", afirmó, en clara alusión a esa visión americanista de pensar en la región integrada como forma de potenciar las fortalezas de cada país actuando en forma conjunta y con complementariedad.

Antes de finalizar su disertación pidió tener visión de futuro, porque esa es la misión de la política, anticiparse a lo que vendrá en los años siguientes.

El silencio había inundado el salón principal del Hotel del Prado, y aquella media hora y poco que duró la exposición de Mujica pareció menos y a todos les quedó resonando en sus oídos la frase casi final de que “primero los del barrio”, porque si a nuestros vecinos les va bien a Uruguay le irá mejor.

El aplauso cerró la arenga, el ruido de platos y cubiertos volvió con fuerza, nadie quiso perderse la palabra de Mujica. Porque cuando Pepe habla, vale la pena parar la oreja...



al hombre se le enfrió el plato,
el perro balconeaba a Manuela

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