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martes, 19 de agosto de 2014

La Isla: del horror a un espacio de vida

“Han pasado 40 años y aún todo mi cuerpo recuerda ese lugar”
Carlos Caballero, ex preso político.


“Había en la cárcel de Libertad un lugar especial que se llamaba “La Isla”. La isla eran los calabozos, el lugar donde se metía a los presos que infringían el reglamento o se negaban a cumplir órdenes, o se rebelaban contra la arbitrariedad, o cometían errores, o habían caído en desgracia con algún militar. Algunos de los que allí entraron no volvieron a salir y los que salieron habían cambiado en algo sustancial que los volvía otros.

La isla era soledad, silencio y represión. No se podía hablar, nunca. No había luz, el agua para beber era racionada por los militares: por motivos ajenos a la comprensión del preso podían darla a las diez de la mañana, a las seis de la tarde o a las tres de la madrugada...” 
Extraído de “El lenguaje de la soledad” de Carlos Liscano