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miércoles, 4 de junio de 2014

¿Faltó “la gente”?


El día después -hasta se podría decir que el mismo día de las elecciones internas- la noticia fue la ausencia pronunciada de votantes. Si las encuestadoras lo vaticinaban, en un acto por demás arriesgado en razón de la no obligatoriedad del voto, ninguna se acercó a los guarismos de participación finales. La señal fue inequívoca, y el grito de los que no votaron se escuchó fuerte y claro. Faltó la gente, y principalmente para una fuerza política (la mía), esa ausencia significó un duro cachetazo que ojalá haga volver en sí al colectivo. Esta vez “la fuerza de la gente que va de frente”, prefirió quedarse en casa o directamente emitir una señal de querer un cambio...

Como un gol en los descuentos 

Al otro día la noticia principal fue la contundente victoria de Lacalle Pou sobre Larrañaga, que podría significar el fin de un líder que reconoció esta derrota como la última, a pocas horas de conocerse los resultados a boca de urna. Si bien esa contienda era la que tenía atractivo por el clima previo y los vaticinios de las encuestadoras, nadie presagiaba un triunfo tan holgado que sumió en la desazón al Guapo y encaramó a otro Lacalle en lo más alto de la lista del Partido Nacional.

En el Partido Colorado tampoco había atractivo pero un pujante Amorín Batlle se planta como opción posible ante lo que parecía una aplastante victoria de Bordaberry, que ahora tiene a un rival en ascenso, aunque todavía lejano como para arrebatarle el liderazgo.

En tanto en el Frente Amplio la sorpresa fue grande y los liderazgos de antes se cayeron estrepitosamente ante la avasallante elección que hizo el grupo liderado por Raúl Sendic. La gente -la que le faltó al Movimiento de Participación Popular- o bien se quedó en casa o se fue a votar un candidato a la vicepresidencia, como parece ser la lectura más lógica de esta elección.

No hace falta pensar que la selección de Raúl a la vice acompañando a Tabaré sea una consecuencia por la dilucidación de la interna blanca a favor de Lacalle Pou, porque cuando “la gente” fue a votar por la 711, lo hizo sin saber que Lacalle Pou sería el ganador. Es más, si estamos por lo que decían las encuestas, un empate técnico era lo más cercano a lo que podía aspirar “el Cuquito”, ya que casi todas presagiaban un triunfo de Larrañaga y no lo que finalmente ocurrió. Por lo tanto, la interna frentista nos está diciendo algo en forma clara y contundente. Lo menos que podemos hacer es oír el mensaje antes de emitir cualquier opinión o tomar una decisión al respecto.

Muchos critican como apresurada la autopostulación que hizo Sendic el día después. Yo lo equiparo con el jugador de fútbol que mete un gol en la hora y sale corriendo a festejarlo sacándose la camiseta en muestra de ese desahogo por el logro obtenido en los descuentos. Seguramente a muchos -más aún a los que no asumen que lo suyo fue una aplastante y contundente victoria en las urnas- no le guste ese perfil y le atribuya un sesgo narcisista que no da con la talla del frenteamplista común y corriente.

Seguramente, si así lo pensáramos, nos parecerá inmodesto y falto de “timing”, pero también deberíamos escuchar a los miles que apoyaron esa candidatura, tanto como a los otros tantos que prefirieron quedarse en casa o hasta los que se movilizaron para dejar su voto en un blanco absoluto.

La gente es inteligente y sabe lo que más le conviene, pero la gente tiene memoria corta y a veces olvida que los logros son fruto de un proyecto que solo es posible si los tiene a ellos como el soporte principal de los cambios. De ahí que se vuelva indispensable el constante y pertinaz trabajo militante.

Marketing político

Hasta el hartazgo debimos soportar en las tandas televisivas la apabullante difusión de los spots políticos. Algo que para muchos es pesado de digerir abusando del zapping como recurso, todavía sigue siendo un plato fuerte a la hora de pasar raya y decidir una forma de hacer campaña. Parece extraño y hasta evidente, que muchos de los cortos lejos de promover el voto lo alejan, pero hay recursos novedosos que a muchos siguen impactando y logrando el objetivo.

Recursos como los que empleó Lacalle Pou -de quien se dijo hizo la más novedosa campaña con un spot rapero que causó sensación-  pero que no dejan de ser copia o refrito de otros lares (confieso que el rap de Lacalle se me ocurre muy similar al "We can" de Obama), siguen rindiendo a pesar de muchos.

Sin invertir en ese marketing político no se puede pretender réditos o competir mínimamente con quienes sí lo hacen. El Frente Amplio no fue la excepción y los resultados están a la vista. Habida cuenta que en la interna frenteamplista poco había en juego, algo que sabía bien cada uno de los protagonistas, la participación militante fue escasa o casi nula. Pretender un resultado diferente si se hicieron las mismas cosas (y aún menos), parece un imposible que debemos asumir todos.

Tampoco desconocer el poder de las redes sociales -que vinieron para quedarse- puede ser una opción siquiera, ya que quien las obvie tendrá una importante porción del electorado a la que no le llegará con su mensaje. Menos aún en un país que -gracias a los gobiernos del FA- tiene uno de los más altos estándares de conectividad entre su población.

La gente piensa y se expresa de múltiples formas. Llegar a ellos es fundamental para poder conocer y contar con su apoyo. Este domingo, la gente frenteamplista votó un vicepresidente y eso parece ser un mensaje claro.

Se podrá discutir la oportunidad de la auto-postulación; mucho más lo discuten los que ven en ella un obstáculo a sus intereses perdiendo de vista el objetivo principal de un tercer gobierno frenteamplista. Unos y otros deberán calmar sus ansias hasta el 15 de junio cuando sea el Plenario del FA el que decida quien acompañará a Tabaré en la fórmula. Seguramente tendrá un peso relevante la opinión del ganador de la interna, pero también es lógico pensar que la voz de los frenteamplistas que hablaron en las urnas será tenida en cuenta por quien sabe leer muy bien esos mensajes como el ex presidente.

Raúl salió gritando un gol en los descuentos y camiseteando por la conquista... podrán sacarle tarjeta amarilla, pero: ¿quién le quita lo ganado?



el hombre orejeó las cartas,
el perro se sentó a esperar...

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