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jueves, 7 de marzo de 2013

Juicios sobre Chávez: la paja en el ojo ajeno

Fuente imagen: adanchavez.psuv.org.ve
Seguramente mucho se diga a favor o en contra del extinto líder venezolano. Según quien lo diga será el juicio de valor sobre su figura y su legado, pero lo que no es posible admitir es tener la hipocresía de juzgar a Chávez por acciones que a otros -más cercanos a los uruguayos- no se aplican con el mismo rigor ni la misma intencionalidad. En la edición de Búsqueda de esta semana (jueves 7 de marzo), su director Claudio Paolillo publicó un extenso editorial donde fustiga al fallecido líder bolivariano. Un solo punto basta para notar el sesgo del análisis publicado...

Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago

Sufrimos todavía los coletazos de la impunidad consagrada por la Suprema Corte de Justicia tras la reciente declaración de inconstitucionalidad de la Ley interpretativa de la caducidad. La misma que consagraba la imprescriptibilidad -por si hacía falta hacerlo- de los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura, amparados por la impune Ley de caducidad (tan viva y coleante a pesar de la declaración de inconstitucionalidad que la misma SCJ dictó).

A renglón seguido de la manifestación civil en repudio de dicho fallo supremo, los ex-presidentes emitieron una declaración de respaldo a las instituciones (¡como si el pueblo, en pacífica manifestación, las hubiera puesto en peligro!). Entre quienes firmaban esa declaración estaba quien no es objeto de crítica alguna por parte del editorialista de los jueves, el Dr. Julio María Sanguinetti.

El mismo Sanguinetti que reconoció a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), como no hizo Chávez. El mismo que no denunció el tratado que selló el reconocimiento, lo cual sí hizo Chávez para no quedar obligado al acuerdo. El mismo que aceptó las sentencias que dictó esa Corte, (entre las que se halla la del caso de la nuera de Gelman), y por tanto se obligó a cumplir sus fallos. Fallos que no se hicieron obligatorios para Venezuela porque este país actuó conforme al Derecho Internacional denunciando el tratado y excepcionándose de su competencia.

En suma, apelamos a denostar la figura del Comandante Hugo Chávez en un aspecto en el cual no traicionó su pensamiento y en lugar de actuar con hipocresía (que parece ser aceptable en estas latitudes), apeló a estar a derecho denunciando el tratado y optando -merced a ese acto- por no ser alcanzado por las resoluciones de una Corte que Venezuela no reconoció.

Si algo no se le puede criticar a Chávez es su coherencia política y su apego a las reglas. Tampoco compararlo con dictadores como Videla, Stroessner y Pinochet, por la sencilla razón que éstos jamás llegaron al poder por imperio del voto popular, algo que a Chávez nadie bien intencionado podrá negarle nunca más.

Lejos, bien lejos, de la actuación simulada de un Presidente de la República que bajo la fachada de su apego republicano y democrático, borró con el codo lo que firmó con su mano al ser parte en la firma de un tratado que luego -en los hechos- no reconoció ni respetó.

Esa actitud alevosa (bajo la apariencia de un acto legítimo que se incumple por omisión), es tanto o más criticable que la acción directa y sin tapujos de un Presidente que fue honesto en su accionar para con su pueblo, primero y para con el resto del concierto internacional que formaba parte de ese cónclave interamericano.

Hugo Chávez tendrá muchas críticas más como estas, seguramente tengan mucho para decir quienes hicieron de Venezuela un país para una casta dominante y que no aceptaron nunca compartir la riqueza nacional con sus paisanos más desposeídos. Pero eso es un tema de los venezolanos. Nosotros, orientales de estas tierras, uruguayos todos, solo podemos estar agradecidos a un país y a un líder que si algo tuvo fue generosidad infinita demostrada en múltiples ocasiones.

Para entender a Chávez habría que estar viviendo en Venezuela y conocer la idiosincracia propia de un país que vive al calor del Caribe y que muchas veces nos cuesta entender a quienes asistimos a otras costumbres y reacciones.

Se lo va a extrañar y mucho. El empuje de su discurso, la fuerza de sus acciones, la generosidad de sus gestos, y no solo por parte de quienes compartíamos esos gestos, también lo extrañarán sus rivales. Porque no hay victoria que se disfrute más que aquella que se logra ante el mejor rival y esta vez el Comandante se fue invicto.

Salúd al pueblo venezolano y paz eterna a un amigo de los uruguayos...

el hombre puso su bandera a media asta,
el perro aulló un rato largo...

1 comentario:

  1. Amigo, no se debe dar por un pito viejo viejo lo que vale una trompeta de hoy, me refiero a Sanguinetti y su inefable amigo de Busqueda. Ud. les esta dando demasiada importancia, no gaste polvora en chimango, a quien le importa la opinion de estos personajes ?. De algo estoy seguro, cualquier presidente del mundo, el dia que deje este mundo, quisiera ser despedido por su pueblo como lo es en este momento Chavez. Se habla por envidia, Sr. ninguno de estos tipos se le equipara siquiera en la personalidad y espiritu de lider del extinto Comandante, se le extrañara si, por supuesto que si, estos hombre salen de tanto en tanto y dificil sera para Venezuela su camino, no veo en el entorno a nadie que, un poquito aunque sea, se le parezca en algo. Que el destino le depare lo mejor y que Dios tenga a su lado a uno de los mejores presidentes en la historia de America Latina. no olvidar que, entre otras cosas, este hombre sabia mas de nuestro procer que la mayoria de nosotros.Repito amigo, no de por el pito lo que vale una trompeta, saludos.

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