Interpelaciones. Vigencia del instrumento

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Tras la última interpelación realizada al Ministro del Interior, la oposición salió a discutir la "estrategia" empleada por los interpelados ocasionales que ya suman 17 en este gobierno de José Mujica. Lejos de acordar con el análisis, la discrepancia es absoluta por cuanto en todos los casos ocurridos, el caudal de información aportada en las mismas supera ampliamente las consultas que llevaron a cada uno de los ministros de Mujica al Parlamento. Al punto que, en el caso de Bonomi, fue motivo de producción editorial sobre el Sistema Penitenciario Nacional, en ocasión de la interpelación que le hiciera el diputado José Carlos Cardoso sobre dicho tema...

En aquella oportunidad, ante el abandono de sala de toda la bancada nacionalista, el propio Bonomi propuso editar el material informativo aportado en la instancia parlamentaria para dar a conocer a la opinión pública lo que no quisieron recibir en sala el miembro interpelante ni sus compañeros de bancada.

Vaya dicho eso como forma de rechazar que el mecanismo de la interpelación sea un evento desnaturalizado por obra y gracia de las mayorías parlamentarias que ostenta el Frente Amplio en estos dos períodos de gobierno consecutivos. Algo que es fácilmente comprobable.

El FA supo hacer uso (y no abuso) del mecanismo parlamentario cuando no contaba con las mayorías que hoy tiene, y sin embargo siempre fueron un instrumento válido para recibir información y/o denunciar irregularidades.

Por eso es que no aceptamos que el instrumento carezca de valor y mucho menos que se lo banalice como se pretende. Por lo menos no lo encaran de ese modo los interpelados que han asistido al Parlamento Nacional a exponer sobre los diferentes temas que dieron motivo a los llamados.

La incoherencia argumental en contra es mayor cuando, aún esgrimiendo ese análisis, no parecen escucharse pues siguen llamando a sala a los ministros de Mujica. Ahora se anunció un nuevo llamado al Ministro de Economía y Finanzas, por parte del Senador Bordaberry. Si tan desnaturalizado está el instrumento, ¿por qué insistir con el mismo? ¿Acaso no es esa una estrategia en sí misma que pretende -precisamente- desnaturalizar los llamados a sala de ministros?

Seguramente también haya incidido el papelón sufrido en la última interpelación, y se abandone el tema seguridad para encarar otras temáticas. También es cierto que para quien aspira a disputar la presidencia del país no es buena cosa ser monotemático debiendo encarar otros asuntos de manera de no quedar encapsulado a uno solo como hasta el momento se lo vió. Y más si el tema no le rinde en términos electorales (las últimas encuestas de intención de voto en Montevideo hablan por sí solas - Encuesta de Equipos Mori)

Volviendo al tema de las interpelaciones, días pasados el senador Ope Pasquet adujo imposibilidad de "mantener la atención... durante dos, tres, cuatro horas.." (BUSQUEDA - jueves 14 de febrero pág. 7), como uno de los argumentos que atentan contra el instrumento parlamentario. Y lo que es peor lo esgrimió como una "técnica" oficialista para "sofocar la interpelación".

Seguramente quien eso piensa no reparó en la última interpelación a Bonomi, donde el ministro contestó cada pregunta de manera irrebatible en opinión unánime de los presentes en sala (prensa incluida). Y si bien el tiempo empleado en las respuestas pudo ser menor al que empleó el Secretario de Estado, la contundencia fue tal que a nadie le quedó dudas sobre las mismas.

Si las respuestas hubieran sido escuetas, los críticos de hoy basarían sus críticas en esa circunstancia. Ergo: hubieran criticado también.

Tal parece que la estrategia es hacer desfilar por el recinto de las leyes a todos los ministros de Mujica, algo sano -al fin de cuentas- para el sistema republicano de gobierno. Mal que pese a muchos, es también un buen lugar (sino el mejor), donde informar sobre la gestión que lleva adelante cada ministerio.

Eso sí, a un gobierno que gestiona y hace muchas cosas, hay que darle tiempo para escucharlo... Es la contraparte que no parecen entender los que se quejan porque lleva muchas horas a un ministro responder sobre su obra.

Y bueno, cuando se trabaja en serio, hay que armarse de paciencia para escuchar hablar (de trabajo)... también en serio.

el hombre pidió un cuarto intermedio,
el perro también se estaba meando...