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sábado, 15 de diciembre de 2012

Abandono escolar: omisión imperdonable


Fuente imagen: estudiomuchoeducacion.blogspot.com
Había sido nota de tapa en el diario El País. A los pocos días, una referencia al caso hecha por el propio Presidente de la República, pasó casi desapercibida en un recuadro de páginas centrales del Semanario Búsqueda. El Director del liceo N° 4 de Maldonado -Angel Ramos- notificó a la Justicia la situación de alumnos que abandonaron sus estudios ante la omisión contumaz de sus padres que se sintieron "molestos" cuando se les consultó por la no asistencia de sus hijos a clase.

Si bien lo principal es que -no por suerte, sino por mérito y responsabilidad de un Director de Liceo- todavía existen funcionarios que hacen honor a su función, no es menor el hecho que nuestro Presidente destaque la actitud seguida. Es que parece ser que el sentido común escasea por estos tiempos y -salvo el Presidente- son pocos los que tienen claro que no hay que hacerse el distraído cuando se dan situaciones como estas.

¿Dónde quedó el mensaje del prócer que soñaba con "orientales tan ilustrados como valientes"? ¿Serán los tiempos modernos que han lastimado tanto a las familias al punto de haber olvidado aquellos valores de forjar la educación de los hijos como un supremo sagrado?

Coincido plenamente con el pensamiento del primer mandatario, por cuanto es una conducta a imitar por otros funcionarios con responsabilidades similares. Todo aquel que tenga sobre sí la sagrada misión de dirijir un centro educativo, debiera tener una actitud similar que permita corregir a tiempo situaciones parecidas.

Porque se trata incluso hasta de un tema de seguridad pública. ¿Acaso puede pensarse que quien abandona sus estudios y no cuenta con una familia que lo respalde para encausar su vida, contará con opciones positivas para suplir esa carencia? Seguramente las opciones que se le presenten no sean las más aconsejables para quienes se les estrechan las salidas. Y de ahí al delito es un paso muy corto, demasiado.

Seguramente también sea cierto que si no asistiéramos a una crisis de valores tal que afectó a la esencia misma de nuestra sociedad, a su célula madre (la familia), no estaríamos siquiera exhortando actitudes como estas a un Director de un centro educativo. Pero también es cierto que quien tenga a su cargo tamaña responsabilidad, debe tener la capacidad suficiente como para discernir que ese es un escaño que no puede saltearse y sus "clientes" no pueden ser "voluntarios", es su obligación hacer que asistan a su "comercio" porque allí obtendrán la mejor "mercancía": educación.

Parece imposible de creer que la familia haya tocado fondo al extremo de olvidar una obligación inexcusable como la de dar educación a sus hijos. Algo tan vital como el propio alimento. La educación es alimento del alma y una herramienta invalorable que parece haber perdido crédito en algunos sectores de nuestra sociedad.

En esto hay que ser justos también y reconocer que para las autoridades de Secundaria no hay dos visiones, cerrando filas junto al Director del Liceo de Maldonado, lo cual reafirma la postura y la visión de los encargados de hacer cumplir la ley en materia educativa.

No puede ser un derecho evadir la educación de los hijos, nunca puede serlo. Nos criamos en un tiempo en el que nuestros padres nos remarcaban una y otra vez que el mejor legado que nos podían dejar era la educación. Hoy agradezco tantas "pedaleadas" de mi viejo para llegar a su laburo, porque fue él quien me permitió educarme mientras sudaba la "gota gorda" en la fábrica. Jamás se nos pasó por la mente claudicar e intentamos devolverle el gesto, agradecidos por el mejor legado.

¿Dónde quedaron esos -nuestros- padres? Me resisto a creer que ya no existen, y aplaudo actitudes como estas de celosos guardianes que hacen digna a la profesión que desempeñan.

Son tiempos muy vertiginosos. La familia perdió muchos espacios de intercambio y en la soledad de sus integrantes se pueden estar gestando desatenciones que pueden y deben ser corregidas por estos vigías atentos que pueden enderezar el rumbo. Esto en el mejor de los casos.

Lo inaudito es que -como ocurrió en el caso de marras- la omisión sea consciente. Allí es donde el Estado no puede quedar inmóvil, allí no hay dos opciones.

El correctivo es uno solo y se llama: educación.



el hombre recibió el carné de notas,
el perro esperaba la sonrisa al lado del cachorro...

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo, en mi caso dejo todo para que mi hijo estudie, y aunque a veces es verdad la soledad de los integrantes de una familia hacen dificil la convivencia, la educación de nuestros hijos está primero.

    Por lo tanto cualquier sacrificio que una madre o padre haga por ellos es poco.

    Saludos
    Beatriz

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