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viernes, 20 de julio de 2012

Ladrando al cuete



 Tocando de oído
 
Una vez culminado el Consejo de Ministros, el Secretario de la Presidencia fue el vocero y tuvo la “osadía” de comentar acerca de lo que habían informado los Ministros. Entre ellos el comentario del Ministro del Interior sobre una encuesta telefónica encomendada a una empresa del rubro, para conocer una primera aproximación sobre el impacto del documento Estrategia por la Vida y la Convivencia, y el conocimiento que, de las medidas contenidas en el mismo, tenían los uruguayos. Eso solo bastó para que se conjeturaran opiniones que denostaran los resultados arrojados por la consulta.

Como lo comentado fue tan solo un resultado preliminar de una instancia no culminada, el Ministerio del Interior se reservó la difusión de la referida encuesta hasta tanto se cerraran los trabajos de otra consulta más completa que cerraría el trabajo solicitado. Parece ser que si no se informa nada –aunque sea lo mínimo que se conoce- somos pasibles de crítica, y cuando se informa de ese mínimo, también.
Algo no está bien.
Este tipo de críticas no afectan a una gestión que tiene clara su hoja de ruta. Entendemos que el agravio puede ser producto de la desazón de no contar con la primicia y tener que conjeturar explicaciones que tendrán o no su confirmación una vez develada la incógnita. Pero como la agenda de un Ministerio no la escriben los medios ni los periodistas sino las autoridades electas por el soberano, todo se irá procesando a su debido tiempo, tal cual lo programado.
Por esa razón es que la ficha técnica y resultados finales de la consulta realizada respecto al documento presentado y las medidas de seguridad anunciadas, serán divulgados en el correr de los próximos días, una vez que sean analizados en profundidad por las autoridades.
Hubiera sido mucho más honesto esperar a esto que salir a criticar ácidamente unos datos preliminares que no por tales dejan de ser un indicador a tener en cuenta. Si hubieran sido del gusto de los críticos seguramente que no habrían existido adjetivaciones ni burlas como las que se escucharon decir por estos días.
Mal que nos pese y les pese, la internación compulsiva cuenta con un amplio respaldo entre quienes fueron consultados telefónicamente (unas 800 personas a nivel nacional). Ni más ni menos que cualquier muestreo del mismo tenor que se realizan oportunamente para contar con un insumo (no es más que eso) o foto, de la opinión pública en un momento determinado. No es un dato definitivo, y eso lo saben los que criticaron la muestra y su resultado, pero como no les gustó el mismo, igual lo criticaron.
Ya quisiéramos todos no tener necesidad de conocer la opinión de los uruguayos en este tema si no existiera el problema de los adictos en estado de fisura e indefensión. Esos a quienes se apunta con la medida.
Por otra parte –en otra de las respuestas que no gustó a los críticos de turno- la legalización de la marihuana mantiene un alto rechazo en este muestreo. Dato que se corresponde con otras consultas realizadas mediante otro formato más tradicional.
Serán los tiempos modernos, que nos imponen velocidades e inmediateces, los que empujan y reclaman por los datos y en la negativa, generan este tipo de críticas. No se bancan formas de trabajo diferentes e interpretan -siempre de la peor manera- hasta los silencios.
El Gobierno aún no definió el texto del proyecto sobre la cannabis, sí tiene clara la idea de discutir sobre la regulación o control de su producción para dar pelea en una batalla a todas luces perdida hoy por hoy con la legislación vigente.
En el propio Ministerio del Interior existen posiciones diferentes pero no por ello se elude el problema o la discusión sobre el mismo. Discusión que ya se ha instalado en el país pero que debe profundizarse aún más en todos los ámbitos y con la mayor cantidad de interlocutores posible.
Pero no todo es malo o criticable. Si no se hubiera introducido ese tema en el conjunto de medidas presentadas, no se habría alcanzado el nivel de difusión que se logró en tan poco tiempo. Los datos –los preliminares que recibieron las burlas y las críticas, así como los definitivos- confirmarán este extremo.
Ladran y no son perros, ¡que si fueran por lo menos!


el hombre atendió el teléfono,
el perro ladró como perro que era no más

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