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viernes, 26 de febrero de 2010

Punto... y seguido


Culminó exitosamente la primera gestión de un gobierno de izquierda en la corta historia de nuestro país, y el Presidente Vázquez se retira con un porcentaje envidiable de aceptación como no registra la historia democrática uruguaya. La figura de Tabaré es toda una postal que recordaremos por mucho tiempo y sin lugar a ninguna duda marcó, en forma indeleble, a todos los uruguayos sin distinción de partidos. 

Negar que la gestión de Tabaré Vázquez fuera un capital valioso para la obtención de la victoria electoral sería no solo una injusticia sino, también, un síntoma absoluto de ceguera que no podemos permitirnos. Es muy cierto, también que no fue una gestión en solitario y mucho tuvieron que ver las autoridades electas para que fuera su gestión la mejor que recuerde la historia pos dictadura. Tan es así, que Pepe tiene un camino abonado, tanto como para permitirse el lujo, (que no se dará ni por equivocación), de pensar que bastaría mantener el rumbo por inercia, para que el suyo sea –desde ya- un excelente gobierno. 

Sin embargo, Mujica aprovechó cada minuto que siguió al resultado de noviembre de 2009 para armar -sin descanso ni tregua- un equipo de gobierno y marcar una impronta personal que no por diferente, deja de mantener sintonía con el gobierno saliente. No era para menos; en todo momento supo ser agradecido a la gestión de Tabaré que es esa cuenta bancaria que sirvió de base para catapultar la gestión iniciada por otro período de gobierno más. 

Por eso no es pertinente hablar de un punto final sino de un punto y seguido. Hay que seguir profundizando los cambios con la responsabilidad que alguna vez pusieron en duda los opositores y que hoy reconoce el mundo entero, citando a este pequeño rincón del planeta como ejemplo. Seguramente –ya lo anunciaron las autoridades electas- se vendrán tiempos de ponderación y resguardo; los compromisos asumidos llaman a ser cautelosos con las cuentas públicas y así lo advierten. Con la misma seguridad que supieron transmitir en tiempos de oscuros presagios. Ese es el mayor crédito a favor que tienen quienes asumen. Se llama confianza. Una confianza que se han ganado con su trabajo, por ser parte del gobierno que culmina. 

Ha nacido –ojalá que para siempre- una nueva forma de ejercicio del poder, un poder pensando en la gente. Permitiendo a ésta ser dueña de su destino y objetivo principal de las políticas de gobierno. Se podía crecer sin que sufrieran recortes los que menos tienen y también se pudo repartir mejor. Todavía falta mucho, pero el camino y el rumbo es por cierto este y no el que durante muchos años nos quisieron vender. 

Hoy se escucha hablar de Políticas de Estado. La educación, la seguridad pública, la vivienda, pasaron a tener otra dimensión, y festejamos todos. Auspiciosamente se han instalados equipos de trabajo integrados por todos los partidos políticos, donde gobierno y oposición están cimentando las bases de acuerdos que trasciendan los intereses partidarios para embanderarse con ese sol y nueve franjas que nos cobija a todos por igual. 

Era hora, al fin, de vulnerar esas barreras invisibles que cegaron por demasiado tiempo a quienes vieron árboles sin prestar atención al monte que los contenía. El tiempo dirá si quienes hoy son llamados a ejercer esas responsabilidades están a la altura de las mismas.  

Al fin de cuentas, merecemos un país mejor para vivir. Sobre todo, lo merecen nuestros hijos...


el hombre miraba el horizonte y sonreía,
el perro... también.