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jueves, 6 de agosto de 2009

Parlamento Juvenil


Propuesta de un Presidente
que se adelantó a la idea,
cristalizó en odisea
con nota sobresaliente.
Se convocó a mucha gente,
que con esfuerzo febril,
parió a este Juvenil
Parlamento amuchachado,
que nos dejó re-encantados,
incluyendo al Perro Gil...

Un Maestro supo ser
ideólogo de esta hazaña
que trajo de la campaña
diputados para ver
cómo era esto de hacer
un Parlamento real.
La cosa salió igual
al punto que ya se dice,
que alguno de los gurises
se postula pa’ rival.

La cuestión –que fue atractiva
y de mucha trascendencia-
fundamentó la creencia
-que la juventud cultiva-
de una democracia viva
a la que fuerte se aferra.
Son jóvenes de mi tierra
que siguen dando el ejemplo,
hacen de Uruguay un templo
y al descrédito lo entierran...

Diputados nacionales
electos soberanamente,
le cumplieron a su gente
honrando sus ideales.
Se llevan en los morrales
una experiencia preciosa,
que ellos hicieron grandiosa
con altura y seriedad.
Inundaron de hermandad
a una Sala majestuosa...

Don Roque Arregui, Maestro,
también con sobresaliente
salvó la idea, Presidente,
hágase cargo de esto.
En este punto me apresto
a felicitarlo urgente
a riesgo de que el dicente
se olvide entre tanto verso
pues soy un perro disperso,
y me olvido fácilmente.

La primera ya está en casa,
y el Juvenil Parlamento
fue un gran acontecimiento
que la juventud forjó.
A “usté”, que lo pergeñó
y lo idealizó primero,
vaya un aplauso sincero
de este perro verseador.
Y... también pa´l asador!!
(de parte del grupo entero)

Antes de terminar
vaya un reconocimiento,
a Geyser, pues su talento
es digno de comentar.
Había que coordinar
un montón de circunstancias
que cumplidas las instancias
consumaron la odisea,
e hizo cierta la idea
de un zurcidor con constancia.

Parlamento Juvenil,
una experiencia piloto,
de la que habrán muchas fotos
de un proyecto a construir.
Se encendió como un candil
que esperamos ilumine
y que nunca se termine
pa’ bien de la muchachada.
La semilla está plantada,
esperemos que germine...

martes, 4 de agosto de 2009

El solitario voto “white”



(Publicado en La ONDA digital)

Los que pasamos las cuatro décadas recordamos todavía lo que fue el espacio verde conformado por aquellos sectores de opinión que no admitieron nunca la vergonzosa solución legislativa de la Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado o Ley de Impunidad.

Todavía recuerdo el ambiente de terror y miedo que sembraron por aquel entonces –gobierno de Julio María Sanguinetti, (“el cambio en paz”)- con un Ministro de Defensa que encajonó fuertemente las citaciones de los militares que empezaban a llegar a los cuarteles para que rindieran cuenta de sus delitos de lesa humanidad. El Gral. Medina era el citado y eran tiempos de “gobernabilidad” y el retiro tristemente recordado de Wilson, entregando los votos necesarios para dar nacimiento al más denigrante acto legislativo que aún hoy avergüenza nuestro ordenamiento jurídico.

Aún recuerdo lo que fue la triste noche de aquella triste votación que culminara con la mentada y sobredimensionada asonada que atribuyeron al Senador José Germán Araújo y le significara – a la postre- el desafuero que con votos rosados acallara su voz de lucha en el Parlamento Nacional. Significativamente era uno de los principales impulsores de las denuncias de violación de los derechos humanos y relator de las atrocidades cometidas por la dictadura, en recordadas intervenciones que supo tener en cámara, el extinto líder y comunicador de la vieja CX 30 La Radio.

A la mañana siguiente de aquella jornada, el ingenio popular develaba su bronca de la forma más ingeniosa e inesperada. De las que recuerdo con más simpatía está aquel cartel de almacenero sobre Bvar. Batlle y Ordóñez (ex- Propios), que sobre el cantero central y atado a una columna decía: “SE ACABARON LOS HUEVOS BLANCOS”, en clara alusión a los votos otorgados por los wilsonistas que hicieron posible la sanción de la ley. Los argumentos esgrimidos fueron que con ello aseguraban la institucionalidad amenazada por la negativa de los militares a concurrir a declarar a los juzgados que los citaban por delitos contra los derechos humanos.

Luego vendrían tiempos de juntar firmas para interponer el recurso que posibilitara la revocación de dicha norma y con ello recomponer lo que a todas luces se había vulnerado: la igualdad ante la ley. Junto a la recolección vinieron las observaciones y las ratificaciones para llegar al número constitucionalmente dispuesto para habilitar el referéndum. Otra odisea que movilizó e hizo posible el festejo no sin una alta dosis de esfuerzo y militancia.

Las opciones se fijaron en color verde para la derogación y en color amarillo para el mantenimiento de la vigencia de la norma.

Hoy son otros tiempos y lo que parecía imposible se tornó realidad con representantes de aquella historia oscura del país entre rejas purgando su culpa y siendo juzgados por la misma ley que esgrimieron para su defensa. Claro que la voluntad política es otra y el invento terminó matando –juzgando es la expresión correcta- al inventor. Bastó la voluntad de un Presidente de la República para que habilite la investigación y juicio al amparo del artículo 4° de la referida norma, para que los uruguayos y el mundo conocieran los nombres y la cara de los que por muchos años fueron solamente desaparecidos. Bastó la voluntad de un Presidente de la República para que excluyera los casos que no estaban amparados por la Ley (absurdo inconstitucional que vulnera el principio de separación de poderes), para que fueran enjuiciados los autores de delitos de lesa humanidad devolviendo dignidad republicana al Estado. Bastó la voluntad de un Presidente para encontrar restos de uruguayos desaparecidos enterrados en tierra oriental. Todo lo cual se obtuvo utilizando las mismas herramientas jurídicas con que contaron anteriores gobiernos democráticamente elegidos, que no obstante el mandato soberano, no supieron honrar como debían.

Aquel recordado voto amarillo coloca en la encrucijada a una oposición que nada dice del tema a sabiendas de ser un talón de Aquiles que provoca una más (de las muchas) inconsistencias ideológicas que ostentan. El silencio absoluto que mantienen en el tema del voto para anular la Ley de Caducidad, es una piedra en el zapato de la oposición rosada. Mantener la coherencia de su pensamiento puede aparejarles sendas inconsistencias a la hora de defender su postura y no menos desencantos para quienes aspiran a un país más justo y democrático.

El rumor de instalar una amnistía para los violadores de los derechos humanos hoy encarcelados, está sobrevolando el ambiente y es una paradoja a resolver en el discurso blanco. Tanto como el voto epistolar que también se dirime en octubre. Temas que atraviesan el entramado social uruguayo y ponen en la disyuntiva de emitir mensajes claros a quienes aspiran a llegar a posiciones de gobierno.

Las posiciones no están nada claras en tiendas blancas a menos de 90 días de dirimir la madre de todas las elecciones que tiene el Uruguay cada cinco años. El silencio a estas alturas es por demás elocuente y permite aventurar una postura contraria a ambas iniciativas. Un voto en solitario parece que será finalmente la estrategia y seguramente apelen al argumento de “dejar en libertad de acción a los votantes”. Una manera fácil de lavarse las manos y no comprometerse en causas de las que no están convencidos ni mucho menos.

Mientras tanto, la fuerza de gobierno ensobrará las papeletas conjuntamente con las listas, y no hay vacilaciones de ningún tipo. Ambas consultas representan consignas largamente discutidas y apoyadas por la izquierda uruguaya y solo generan más cohesión en un voto comprometido con esas causas.

Por lo expuesto, en octubre no votes en solitario, votá por anular la ley de la vergüenza y por habilitar el voto de los uruguayos en el exterior. Eso sí, también votá por vos y dale cinco años más a los cambios...



el hombre metía papeletas y listas,
y usaba la lengua del perro pa’ cerrar el sobre...