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martes, 28 de julio de 2009

Sale un “truco” para octubre



(Publicado en La ONDA digital)

Conformados los binomios para la carrera electoral de octubre, son cuatro las parejas que jugarán este partido. Claro está que solo dos tienen chances de ganarlo y de las dos restantes, una querrá jugar un papel decisivo para inclinar los platillos de una balanza en la que se pone encima el futuro de los próximos cinco años del Uruguay. Si nos ponemos melodramáticos extremos- a estar por las posturas ideológicas- se podría decir que está en juego mucho más que tan solo cinco años de país.

La similitud con el truco criollo viene al caso pues entramos en épocas en las cuales la mentira aflora, impuesta por los candidatos y admitida por quienes les gusta escucharlas (son bastantes más de los que creíamos). No obstante ello, en este tiempo nuevo se ha instalado un modelo de conducción que ha hecho caudal de promesas cumplidas, mal que les pese a quienes afirman lo contrario. Hoy son realidad hechos contundentes que dejaron de ser promesa para constituirse como obra de gobierno realizada.

Pero el tema a analizar con ojo doméstico (como siempre me gusta aclarar), es la composición de las parejas que jugarán este partido de aquí a octubre.

La pareja blanca, más allá de la puesta en escena muy bien libretada – agencia de publicidad mediante- intenta mostrarse afinada aunque viene de atrás remando y contestando a todo lo que surge del binomio frentista. En consonancia con la imagen del partido de truco, se podría decir que están callados esperando que el rival cante algo para lanzar el retruco inmediato, seguros de contar con una mano ligadora (fundada en los resultados de las internas). El líder y candidato a Presidente aparece impostado cada vez que puede y en su afán de dar una imagen de estadista superado incurre en el botijeo permanente a su ladero con expresiones y gestualidades que no pasan desapercibidas para nadie (y menos para el sufriente).

Hace pocos días ante un comentario producido por Larrañaga, Lacalle replicó con un golpecito en la nuca y un “Ah, pero hoy estás despierto!”, que fue el comentario de los cronistas y público general que no daban crédito a lo que habían visto. De canchero se pasó al otro extremo y la cara del Guapo lo decía todo. En esta última semana atrevió a comparar a su pareja de fórmula con el bastón que le sirve de apoyo y lo acompaña últimamente a partir del accidente doméstico que le aquejó. Y allí también no faltó quien intuyera otro mensaje por lo bajo... ¿será por el apoyo o porque lo considera de madera, como el referido instrumento?.

Por filas coloradas se sumó un ex jugador de fútbol a la fórmula del victorioso Bordaberry, para conformar una extraña paradoja: un partido tradicionalmente identificado con Peñarol, cierra fórmula con alguien identificado con Nacional. Muchos dicen que ello no es otra cosa que una burda maniobra de Julio Ribas para cerrar el paso a que el caudillo tricolor se le ocurriera ser técnico del equipo albo y con ello evitar anteriores experiencias. Eso sí a estar por la mesura del candidato principal y el bajo perfil que aparenta el compañero, pintan mal para un partido de truco donde el boquilleo es fundamental, aunque las crónicas de estos días puedan hacer creer lo contrario.

La fórmula independiente, es casi inocua, pero sirve para armar el cuadrangular de este truco. A esta altura parece ser más una empresa que un partido político. Su objetivo es llegar a ocupar un escaño parlamentario que permita mantener abierta la “empresa”; porque las propuestas y proyectos brillan por la ausencia la mayor parte del tiempo legislativo y tampoco inciden en la conformación de mayorías. Pero la democracia es eso también y uno se aviene al respeto de las minorías sin resistirse a la tentación de decir lo que se piensa al respecto.

La otra pata de esta partida imaginaria de truco, es la fórmula conformada por Pepe y Danilo. Un matrimonio que a estar por los antecedentes inmediatos, arrancó mal para ir consolidando con el paso de los días, una sintonía que está dejando en offside a propios y extraños. A partir del Plenario del 11 de julio, día en que se completara la fórmula, empezó a escribirse otra historia que mutó sustancialmente de aquellas supuestas “condiciones y repartos de cargos”, a “un solo discurso y una sola consigna: MÁS URUGUAY”. No se aprecia una puesta en escena ni mucho menos. Los que vemos con ojo crítico cada acción del binomio frentista, vamos apreciando una sintonía impensada que dibuja sonrisas en la gente y llena el ambiente de optimismo para lo que se viene.

Objetivamente –en la poca medida que uno puede serlo- apreciamos una potencialidad inédita de esta fórmula cuando la comparamos con anteriores elecciones. Es innegable que todas las fórmulas del FA fueron conformadas por personalidades de destaque y sobrados galones para ungirlos como representantes de la fuerza de izquierda, pero no se puede menos que compartir que en todas hubo siempre una figura principal de destaque.

Hoy, en cambio, si bien el votante frenteamplista laudó holgadamente la contienda por Pepe, al momento de evaluar la fórmula, ésta tiene una potencialidad absoluta y diametralmente distinta que las anteriores. Ambos líderes se complementan de tal modo que prevalecen sus dichos como si un halo de energía les sobrevolara cada vez que encabezan un activo o un evento político. Algo se dijo en estos días y cada uno lo aprecia y evalúa en consecuencia: pueblo y academia se funden para conformar una pareja que lejos de eclipsarse, iluminan en perfecta comunión presagiando un futuro rojo, azul y blanco.

Particularmente hemos asistido a varias de estas reuniones primarias y apreciamos un discurso que apela al corazón del pueblo frenteamplista cuando habla Mujica, y una exposición estructurada y clara de Danilo que resumen logros y proyectos en su disertación. Esa mixtura dialéctica va sellando y abrochando la combinación final para asegurar un binomio al que teme desde ya –pidiendo tregua- la marquesina blanca.

Por supuesto que quien escribe y analiza domésticamente el tema, es frenteamplista, y por eso el sesgo del final de nota. Al fin de cuentas hay que ladrar bien fuerte para seguir siendo perro, pero también... para seguir cambiando.

el hombre tomaba mate junto a la estufa,
el perro ladraba y ladraba
de puro perro no más...